She looked at the three girls and realized that they were not really blind, on the contrary, they saw beyond the obvious…
Archivo de categoría: Cuento
Las hilanderas ciegas
Transcurridos ocho años Él volvió por ella. La reina estaba en el jardín con las niñas que había llegado a amar, pese a saber que no eran suyas, cuando escuchó el canto inolvidable del pájaro y vio el plumaje cambiando de color entre las hojas. No se despidió, comenzó a seguir al ave alejándose esa vez consciente de su destino. Por fin el ave se posó sobre una rama, quizás la misma de la última vez, su plumaje era azul claro, como el color del cielo desde hacía semanas…
Dentro del marco
El retrato esperaba largas horas, palpitando en medio de la oscuridad, a que el otro apareciera para contemplarlo, su deseo no radicaba en ser contemplado, sino en contemplar la figura de ese otro que no envejecía ni se marchitaba, creyendo ver en él su propia imagen…
El balido de los corderos / El Emperador
Uno de los lobos pareció decidido a atacar, retrocedí algo más de prisa y tropecé, probablemente con una roca; al caer al suelo de inmediato el lobo saltó sobre mí, pero instintivamente levanté el cetro al verlo venir en el aire.
Germinar el desierto / La Emperatriz
Días después, durante la noche, sucedió algo inusual: llovió. Apenas rompí fuentes se desató una lluvia torrencial que amenazaba con llevárselo todo. Caí al suelo con un grito de dolor, Ernesto me cargó y me llevó hasta la cama. No había ni un ápice de angustia en su rostro.
Visiones de granada / La Suma Sacerdotisa
—Lo que tienes que hacer —me dijo mirándome con esos ojos azules que me estremecían —es consumir la pulpa de una granada madura mientras estás metida en el río durante la próxima luna llena.
Sentí miedo, desde todo punto de vista aquello era brujería…
Pronto volverá la niebla II / El Mago
El hallazgo de esta carta me impresionó de tal modo que olvidé darle comida a Atila. Caminé a mi remolque absorto en la contemplación de la imagen, era evidente para mí la coincidencia entre los objetos que estaban sobre la mesa del Mago y los que la muerte me había legado: la moneda, el cáliz y el báculo, pero me faltaba la espada…
Pronto volverá la niebla / El Mago
Ese fue un año extraño, la primavera tardaba en llegar, el final del invierno trajo más niebla de lo habitual, como si todo lo que aconteciera debiera permanecer oculto bajo un velo. Tal vez eso influyó en que papá tomara la decisión de suicidarse, esa fue la primera vez que vi la muerte…
No toda caída es la muerte / El Loco
Dijeron que yo maté a toda la familia: a las dos niñas, al niño, a los padres, incluso a los peluches. Cuando la policía me encontró yo estaba inconsciente, más tarde supe que tenía las manos manchadas de sangre y un fuerte golpe en la cabeza, culpable de la amnesia que todos creyeron que fingía para evadir la condena…
Mamá Gallina
Mamá Gallina vio pasar a los dos hombres, no tendrían más de treinta, uno de ellos gritó “Adiós Mamá Gallina”, “Adiós mi amor”, contestó ella con la lengua pesada. Le hubiera gustado estar con alguno, en cambio tendría que irse con los dos que tenía al lado, atendería a uno primero y al otro después, eso de estar con los dos a la vez no iba con ella. “Soy de la vieja escuela”, decía siempre, “no hago vainas raras”.
Los escritores solo matan en las páginas
“Lo que más me gusta de ti”, le había dicho ella en reiteradas ocasiones, “es que esperas a que yo acabe para venirte”. Así era él, no podía acabar si ella no lo hacía. Eso las volvía locas a todas, no importaba cuánto duraran ellas en alcanzar el punto en que ya no resistían el placer, él tenía la capacidad de postergar el suyo…
En los ojos de una gata
“Negra, viene una vaina jodida. Ábreme”. Lo que no sabía es que ya habían pasado varios años desde la pandemia y él ni cuenta se había dado, había estado tanto tiempo inmerso en su borrachera que no pudo despedirse de la negra y su hija mientras ambas partían de este mundo víctimas de un virus que él ni siquiera recordaba…