Las hilanderas ciegas

Transcurridos ocho años Él volvió por ella. La reina estaba en el jardín con las niñas que había llegado a amar, pese a saber que no eran suyas, cuando escuchó el canto inolvidable del pájaro y vio el plumaje cambiando de color entre las hojas. No se despidió, comenzó a seguir al ave alejándose esa vez consciente de su destino. Por fin el ave se posó sobre una rama, quizás la misma de la última vez, su plumaje era azul claro, como el color del cielo desde hacía semanas…

JEVA

El árbol más grande de la Plaza Miranda estaba poblado por cientos de mujercitas con alas multicolores. De las alcantarillas brotaban los trasgos que se divertían abriendo los bolsos de los transeúntes. Un ogro encorvado, con cabeza de cerdo y patas cuadradas, viajaba en el techo de una buseta. Geniecillos de todas las formas y colores alborotaban la mercancía de los buhoneros, algunos halaban el cabello a los niños haciéndolos llorar. Un duende con patas de cabra zapateaba sobre la cabeza del Generalísimo…