El colibrí
viajero entre los tiempos
espía nuevos mundos desde lejos
la calidad del néctar definirá su vuelo
no siempre ha de ser dulce
si no cómo llegaría hasta Perséfone
la coleccionista de almas…
Archivo del autor: Nideska Suárez
Yeguas de establo
Quisiste jugar el juego del mundo
sin saber que los dados siempre están preparados
y a las yeguas como tú
sedientas de praderas
las encierran en establos…
La pregunta
Siempre había fantaseado hacerle el amor a una Eva, a una mujer cuyo pecado no fuera la lujuria, sino la sed, esa que solo puede ser saciada con respuestas. Ya estoy harto de las que después del orgasmo, cuando aún la respiración no ha recuperado su vaivén cotidiano y el sudor del cabello impregna la almohada, no pueden evitar preguntar “¿Me quieres?”…
Las desarraigadas
La primera mentira que te dije fue mi nombre. No me llamo Marcela, ese nombre que tantas veces susurraste mientras me llenabas de caricias, soy simplemente Elena. ¿Qué te parece? ¿Te gusta o lo detestas? Mi apellido tampoco es Sanojo, en realidad no tengo apellido. Soy Elena a secas. Marcela Sanojo existió, fue real, la conocí hace muchos años, espero que eso te sirva de consuelo…
El hijo de la ladrona
El corazón late en la cesta, cubierto por un paño, es tan pequeño, quién diría que esconde en él la salvación. Lo ha tomado del pecho de un hombre que nunca dejó de ser niño; pero cómo lo ha hecho, cómo se roba en verdad un corazón…
Colibrí de telaraña
Esta mañana, en un cuarto donde todo era mecánico, descubrí un colibrí hecho de telaraña, la brisa agitaba su frágil figura y la luz del bombillo reflejaba su sombra…
Regalos que matan
En la madrugada comenzó la lluvia de colmillos. Cuando veintinueve días después la lluvia por fin cesó, el conteo de sobrevivientes se llevó a cabo muy rápidamente. No había mucho que contar…
Escribir es una forma de reinventar el mundo
De pensamiento a pensamiento, de palabra a palabra, de imaginar a contraimaginar. La norma es que una minoría imagine y nombre para una mayoría, ¿y si comenzamos a imaginar y nombrar por y para nosotros mismos? Esa es la última batalla.
Chocolate amargo
Vació con pulso tembloroso el veneno en la taza y se permitió un último suspiro al recordar el sudor del mulato sobre su blanca piel despojada de encajes y mantillas…
Se compra oro
Lo vio parar la moto en la esquina. El Armstrong se había ido por su cuenta, como siempre. Traía de parrillera a una carajita blanca con lentes oscuros. No sabía de dónde sacaba a esas ilusas o qué les prometía, la naturaleza lo había dotado con buen físico, los aros y los tatuajes terminaban de hacer el resto…
El desayuno perfecto
No eran sus gemidos los que habían disminuido, sino la frecuencia con que él la buscaba y por más que se esforzaba era él quien parecía haberse olvidado de mirarla, y anoche donde Sonia, cuando todos se habían ido, él le dijo que no volvería…
El cazador
Soñaba yo con un cazador, era un sueño heredado de mi padre, de mi abuelo, un sueño que remontaba nuestro linaje masculino, donde un hombre armado deseaba arrebatarnos la vida. Las osas no lo tenían, yo lo tuve desde osezno…