Me regalaste tu carrera veloz
el olfato para esquivar fauces hambrientas
la huida necesaria ante la mira de los cazadores
Todos querrán tu sangre
me advertiste antes de perderte en mis pupilas…
Archivo del autor: Nideska Suárez
Donde habitan los cisnes
Ensaya un frágil vuelo con un hilo de aliento
teme darse de bruces contra el vidrio inexistente
espejismo del polvo de sus alas
En su encierro se han colado murmullos
trazando la imagen de magníficos cisnes
no es posible que tales criaturas existan
en un mundo como el que yo habito…
Mamá Gallina
Mamá Gallina vio pasar a los dos hombres, no tendrían más de treinta, uno de ellos gritó “Adiós Mamá Gallina”, “Adiós mi amor”, contestó ella con la lengua pesada. Le hubiera gustado estar con alguno, en cambio tendría que irse con los dos que tenía al lado, atendería a uno primero y al otro después, eso de estar con los dos a la vez no iba con ella. “Soy de la vieja escuela”, decía siempre, “no hago vainas raras”.
Poemario Desde mi útero
Veinte poemas que surgen del reconocimiento, la conexión y la escucha con ese centro energético y creador asociado a lo femenino.
En la cara oculta de la luna
Jamás recibió un no por respuesta
solo el jugo chorreando
desde el mentón a las sombras
y la fruta a medio morder olvidada en el suelo…
Cópula final
Bajo la piel transparente del río
los peces contemplan allá en lo alto
en ese cielo que es para ellos
la parte prohibida del mundo
la cola en llamas de un meteorito
que pronto arrasará con la vida…
Primeras palabras
Cuando el dragón se convierta en luciérnaga
el cielo volverá a mostrar su piel
y los mitos brotarán de las semillas
para repoblar la tierra…
Yo sirena
¿Y si tú
que apenas me supiste
escapaste de la Tierra Prometida
y llegaste a mí
derramando a mis pies la promesa
de todos los orgasmos
haciéndome temblar
ante la visión de un sinfín de noches
con tu cuerpo y el mío reinventando
el ritual de la semilla en el cáliz?
Dulcinea
No soy más que polvo
en la hendija de tus párpados
No soy más que arena
lamida por un mar
al que no llegas
al que no puedes…
Los escritores solo matan en las páginas
“Lo que más me gusta de ti”, le había dicho ella en reiteradas ocasiones, “es que esperas a que yo acabe para venirte”. Así era él, no podía acabar si ella no lo hacía. Eso las volvía locas a todas, no importaba cuánto duraran ellas en alcanzar el punto en que ya no resistían el placer, él tenía la capacidad de postergar el suyo…
Mis ojos por tu carne
Dices que el refugio de mi cuello
está hecho a tu medida
cavidad volcánica a punto de erupción
si algún nativo anuncia que estás cerca…
En los ojos de una gata
“Negra, viene una vaina jodida. Ábreme”. Lo que no sabía es que ya habían pasado varios años desde la pandemia y él ni cuenta se había dado, había estado tanto tiempo inmerso en su borrachera que no pudo despedirse de la negra y su hija mientras ambas partían de este mundo víctimas de un virus que él ni siquiera recordaba…